jueves, 6 de diciembre de 2012

¡Compañeros mis ovarios!

'Entregar tu corazón', terrible metáfora de cómo el amor nos vuelve vulnerables. Aunque si bien es cierto, ésto es solo una parte. Nos concentramos en que el amor nos hace depender de alguien mas que nos quita autonomía y nos vuelve completamente frágiles. A mi esa parte es la que menos me importa.
Siempre somos frágiles y estamos expuestos, pero decimos lo contrario, es mas fácil.
Hay una necesidad de relacionarnos solo porque está en nuestra naturaleza. Nadie safa de ese encuentro con alguien. Nadie es el mismo después de que se encuentran esas miradas. No se puede dar marcha atrás, y eso es lo interesante.
Así que acá estamos todos, frágiles intentando encontrarnos.
Si aceptamos todo ésto tal vez dejemos de preocuparnos porque nos lastimen. Sentirse vivo, estar vivo. Ahora es cuando llega esa parte del amor que debería interesarnos, según mi punto de vista, esa parte que es la base de todo, lo principal, la magia: la complicidad.
No es necesariamente sexual, no es puro sentimiento, no es social, no va relacionado con las modas, ni los sexos, ni la música, ni lo que dijo el horóscopo en el diario del Domingo, pero incluye un poco de todo.
No es fácil ser cómplice, pero no tiene igual. Es la sensación de compartir algo ajeno para el resto, pero indispensable para ambos. Una cama a medio hacer, un secretito, miles de crímenes que nunca van a suceder pero que fueron planeados con detalle.
El cómplice te hace sentir la sangre que te recorre el cuerpo. No es un compañero, es solo un cómplice  Ser cómplice es amor, porque el amor es un crimen, y de en ese crimen somos dos partes.
Yo no se mucho de amor, pero me conformo con compañía, no compañeros, ni acompañantes.
Yo no se mucho de amor, pero necesito un nuevo cómplice para que cometa conmigo todos los crímenes que me faltan.

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