domingo, 27 de enero de 2013

No tengo el Síndrome de Peter Pan, tengo miedo.

Me empujan a crecer, pero puedo seguir siendo una niña, una caprichosa, prejuiciosa, la que quiere ser perfecta. ¿Tendré el síndrome de Peter Pan?
Es como cuando tenés una chocotorta en la heladera y estás a dieta, te tienta, y en mi caso hasta me divierte ponerme en ese lugar, aunque en la mayoría de las ocasiones termine resultando doloroso. No quiero dejar de ser esa niña a la que malcrían y salvan de responsabilidad, pero a la vez crecer es inherente a mi. Y enfrentar esta 'adultez' no es malo, todo lo contrario, pero solo conozco el lado de la niñez, y admito que al otro le tengo miedo. Cada vez que empiezo a pisar ese terreno algo me asusta y vuelvo a ese lugar en el que me siento segura y resguardada. Conozco las desventajas de este lado, y se que son muchas, pero también se como sostenerlas.
No tengo el Síndrome de Peter Pan, tengo miedo. Así que lo que hago es ingresar a ese terreno como si estuviera por meterme a una pileta después de tomar sol (nunca me tiré de cabeza), voy entrando despacito, dejando que el cuerpo se me acostumbre a la temperatura para poder nadar tranquila y no tener un espasmo  Si, elegí el método mas lento, pero igual efectivo. El resultado es el mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario