domingo, 13 de mayo de 2012


Impredecible, como Noviembre.
Una mañana me puede acariciar el viento cálido, y a la noche, de noche viene lo peor, el viento fuerte que me arranca los árboles de raíz.
Y de tarde tu cielo se despeja, y me calienta las manos frías, pero después viene un huracán que se lleva consigo todo lo que no consigo decir.
Sos el viento frío, el sol que me calienta el alma y otras cosas, lluvia gris, que me moja de recuerdos.
Impredecible, inconstante, cambiante, y a veces, extraño.
Tenés ese olor a tormenta que se acerca y me da miedo de noche, pero mientras, tratando de vencerte, levanto las manos al cielo para que vengas a empaparme.
Vos, tan Noviembre, y a mi, a mi desde aquella noche me dicen Agosto.


Sí, vuelvo a escribirte, Kevin. Hay cosas que siemplemente no cambian.

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